Mujeres reivindican sus demandas ante posible nueva Constitución

por Clara González

Aunque llevan décadas organizándose, históricamente han sido excluidas. Consideran que esta es una oportunidad histórica para garantizar los derechos reproductivos, las identidades LGTBIQ, la paridad o el reconocimiento del trabajo doméstico.

Desde el comienzo de las protestas sociales el pasado octubre, la cuestión de género se ha hecho presente en las calles y en el debate político. Numerosas mujeres se han movilizado en marchas y asambleas con el característico pañuelo verde, inicialmente ligado a la lucha por el aborto libre. Aunque las demandas de las mujeres y de los movimientos por la diversidad sexual vienen instalándose en Chile desde hace décadas, el “Mayo feminista” del pasado año supuso un punto de quiebre: se evidenciaron demandas que habían pasado desapercibidas en la discusión del país. Muchas consideran que se abre una oportunidad histórica de incorporar sus voces a la nueva Constitución.

“Es la primera vez en la historia de Chile que las mujeres podemos ser parte activa de un proceso constituyente”, señala la abogada feminista Andrea Salazar, vinculada al movimiento Coordinadora 8 de marzo. “Es el momento de aportar de forma concreta al pacto social a través de principios feministas y democráticos”, apunta.

En cuanto a los pasos a seguir respecto al proceso constituyente, apunta que “en todo caso, primeramente, habrá que consultar a la ciudadanía, a través de un plebiscito, si efectivamente quieren un cambio constitucional y de qué manera abordarlo.” Sobre el llamado plebiscito de entrada que se votará en abril del proximo año, apunta: “Es fundamental que las mujeres estemos presentes en ese espacio para garantizar una Asamblea Constituyente en la que todos los miembros hayan sido elegidos democráticamente”.

El quórum es aún otro tema controvertido en este proceso. Al respecto, Camila Orellana, socióloga y miembro de la agrupación feminista Humanas, explica que es un tema que supuestamente perjudica a las feministas y diversidades, pero lo cierto es que “la hoja en blanco es diferente a la modificación parlamentaria, y el quórum puede servir para vetar acuerdos de carácter conservador o patriarcal que pretendan ser impuestos con mayorías”.

Para otras organizaciones de mujeres, como la Coordinadora Ni Una Menos, el quórum de 2/3 es perjudicial: “Esto implica que menos de 34% de asambleístas pueden bloquear un acuerdo, lo que supone un veto de la minoría. Sabemos que, en caso de no llegarse a acuerdos , tener que regular por ley nuestras demandas será mucho más difícil”, explica Claudia Figueroa, miembro de Ni Una Menos.

En cuanto a las cuestiones que deben ser incorporadas al nuevo texto constitucional,Andrea Salazar apunta que “hay temas imprescindibles, como los derechos específicos de las mujeres y niñas, los derechos reproductivos, las identidades LGTBIQ, normas de paridad a través de cuotas o el reconocimiento del trabajo doméstico son temas que necesariamente deben garantizarse constitucionalmente”, y añade que “debemos replantearnos cúal es el núcleo de la sociedad, y nosotras pensamos que, en vez de ser la la familia, debería ser la comunidad”.

Miriam Henríquez, decana de la facultad de Derecho de la UAH, señaló a este medio que “el nuevo texto debe incluir la igualdad entre hombres y mujeres, eso es fundamental. En este momento se nos presenta un gran desafío, pero también es una oportunidad histórica para decidir el país que queremos y la manera de relacionarnos entre nosotros, y esa manera debiese ser la igualdad”.

Aunque el debate constitucional ha sido protagonizado mayoritariamente por hombres, mujeres constitucionalistas han reivindicado su espacio. Henríquez, quien la semana pasada sacó un comunicado firmado por más de 50 mujeres especialistas en derecho público en el que se pide reforzar la presencia de mujeres y diversidades, recalcó “la nueva Constitución no se puede hacer sin las mujeres”.

Por su parte, la abogada feminista y experta en derecho constitucional, Bárbara Sepúlveda, afirmó a este medio que “deben estar presentes en el proceso constituyente todas las mujeres: de todas las clases sociales, lesbianas, queer, cisgénero, racializadas, indígenas. Todas las que históricamente hemos sido excluidas de la vida pública y del debate político, ahora tenemos que hacernos presentes y ser visibilizadas”.