Ministerio de Vivienda destinó $1.200 millones para conseguir que las principales avenidas de la capital vuelvan a tener esquinas reguladas. Aparatos deben operar en diciembre.
Son pasadas las 10 de la mañana y el viaje por calle Agustinas, entre San Martín y San Antonio, estaba 17 minutos más lento de lo normal, según exhibía una de las pantallas de la Unidad Operativa de Control de Tránsito (UOCT). Lo que vivieron quienes circulaban por esas siete arterias de Santiago ayer se reprodujo en distinta medida en muchas comunas de la Región Metropolitana y es el resultado de la mezcla de la imposibilidad aún de utilizar decenas de estaciones de Metro, un aumento del uso de vehículos particulares y una gran cantidad de esquinas que todavía permanecen sin semáforos, la gran mayoría de ellos vandalizados tras el estallido social del 18 de octubre.
Hasta el mediodía de ayer, en la capital habían 141 cruces sin aparatos reguladores. En muchas de esas intersecciones carabineros e inspectores municipales controlaban la circulación, pero en otras imperaba el albedrío del conductor de turno, y ahí la congestión aumentaba.
La cifra de semáforos fuera de operación bajó respecto a los cerca de 200 que hubo durante los primeros días de protestas, pero ayer estaba por encima de los 84 que se registraron hace dos semanas. Los encargados explicaron que el número varía mucho durante la jornada, pues mientras unos se reponen, otros vuelven a ser vandalizados debido a que las manifestaciones con destrozos no han cesado.
Los ministerios de Vivienda y Transportes, junto a la Intendencia, indicaron ayer que la reposición de los flujos y seguridad vial es prioritaria, por lo que anunciaron que trabajarán en la regularización de 78 puntos críticos en la capita, la gran mayoría ubicados en los ejes Alameda-Providencia y Vicuña Mackenna.
El plan de trabajo total consiste en tenerlos operativos en 70 días, aunque en las zonas priorizadas la meta es que funcionen antes del 15 de diciembre.
“Partiremos por la Región Metropolitana porque es el lugar más urgente”, afirmó el ministro de Vivienda y Urbanismo, Cristián Monckeberg. “(Recuperarlos) es necesario y prioritario para que la ciudad camine dentro de la normalidad (…) Sin los semáforos es dificultoso”, añadió.
El Minvu reasignó $10.400 millones del presupuesto 2019 para reponer mobiliario urbano destruido durante el estallido social a nivel nacional. Ello implica no sólo semáforos, sino también señalética, escaños, juegos infantiles, veredas, entre otras.

Autoridades de Transporte Foto: Leo Riquelme
La rehabilitación de los semáforos tendrá un costo estimado de $1.200 millones en la Región Metropolitana, añadió la ministra de Transportes Gloria Hutt.
La priorización es resultado de un catastro solicitado a los municipios y los distintos gobiernos regionales. Tras Santiago, las otras zonas con mayores perjuicios hasta ahora son Antofagasta y el Biobío.
La idea es reponer hasta cuatro luminarias por esquina, a pesar de que en algunos puntos antes de los destrozos había diez en funcionamiento. Las autoridades informaron que los arreglos no consideran pasos peatonales.
Desde el Ministerio de Vivienda dijeron que no precisarían los sitios a trabajar para evitar que sean nuevamente destruidos, pero en la Intendencia comentaron que las obras irán desde Las Rejas hasta Providencia en la Alameda y desde Puente Alto al centro capitalino por Vicuña Mackenna.
“Los vecinos nos pueden ayudar mucho aislando a los delincuentes, dejándolos solos (…) Esto no es un espectáculo. Si nos quedamos mirando como si esto fuera un partido de fútbol no colaboramos”, comentó el intendente metropolitano Felipe Guevara.
Movilidad
La ministra Hutt explicó que los tiempos de viaje en la ciudad en algunas zonas se han duplicado y hasta triplicado debido a los problemas viales desde octubre. Precisó que en el Gran Santiago la velocidad promedio en hora punta antes del estallido era de 25 km/h, pero ahora ha fluctuado entre los 10, 15 y 20 km/h.
La secretaria de Estado añadió que espera que la ampliación ayer del funcionamiento de la Línea 4 del Metro hasta la plaza de Puente Alto y a futuro de la Línea 5 redunden en menos autos en las calles y en una mejora en los tiempos de desplazamiento.
La autoridad agregó que con Metro están permanentemente probando y analizando la posibilidad de reabrir más estaciones, pero agregó que la decisión pasa por factibilidades técnicas.
Por ahora, la estimación de la empresa pública es que la reposición total de la red tendrá un costo de US$350 millones. Lo elevado del monto obligaría también a evaluar los plazos estimados para la creación de nuevas líneas y la extensión de otras, como solicita el municipio de Puente Alto que se haga hasta Bajos de Mena.