Conductores de los vehículos de emergencia cuentan cómo manejan el trabajo en una ciudad cuyas vías se han visto afectadas por las protestas, el exceso de autos para suplir al Metro y la falta de señalética y semáforos
“Hoy día estamos viendo cómo lo hacemos, si nos llegan bombas lacrimógenas, si se corta el tránsito, porque estamos trabajando con la base que se ubica frente al Costanera Center”. Así responden desde el SAMU de la Región Metropolitana cuando el miércoles, la convocatoria de “Marchemos ahora al oriente” ponía en alerta al equipo de salud que tiene como centro regulador al Hospital Félix Bulnes Cerda de Providencia, ubicado frente al magno centro comercial.
Caminos cortados, accesos estrechados por la cantidad de personas en protesta o por el exceso de autos desplegados para suplir la ausencia parcial del Metro han agudizado la labor de las ambulancias por estos días. Sin embargo, trabajadores del SAMU comentan que, en general, la gente está dispuesta a colaborar: “No se han reportado incidentes que tengan que ver con un ataque directo a nuestras ambulancias, sólo algunas trizaduras de vidrios producto de piedrazos cuando se ha brindado atención en la calle en medio de las movilizaciones”.
En promedio, el servicio recibe entre 2.000 y 2.500 llamadas en un fin de semana. A partir del estallido, el número ascendió a 3.182 llamadas solo entre el 18 y el 22 de octubre, con un tope de más de 4.000 solicitudes hechas el sábado 20 de octubre, lo que significa un aumento del 45% en la cantidad de llamadas. En las semanas siguientes, entre el 23 octubre y el 5 de noviembre, las solicitudes han tendido a la baja, pero con episodios que se salen de lo regular. Las atenciones, durante la contingencia, se han reducido “de forma importante, se priorizaron aquellos pacientes cuya resolución y gravedad se beneficiaba al moverlo de un establecimiento a otro. Las ambulancias se orientaron principalmente a la atención de personas en la vía pública o domicilio”.
SAMU recibe reconocimiento por sus labores en la contingencia
“Ha sido más desgastante por lo que significa la atención de estar en la calle, viendo las protestas, atendiendo gente en medio de las movilizaciones y no poder estabilizarlas en el lugar, porque son zonas inseguras”, comentó Andrés Yáñez, conductor de una ambulancia del SAMU Metropolitano, dos semanas atrás cuando el Subsecretario de Redes Asistenciales, Arturo Zúñiga, se reunión con los trabajadores del servicio para reconocer su labor en medio de las movilizaciones. La autoridad agradeció el “compromiso y la valentía” y destacó las medidas de seguridad que han tomado para resguardar a todos los que participan de esta prestación: “Vinimos a agradecerles a los equipos del SAMU de la Región Metropolitana y a través de ellos, a todo el país, por la disposición que han tenido para trabajar, cambiar sus turnos y tener flexibilidad en beneficio de las comunidad”. También, aprovechó para llamar a la población a cuidar a estos equipos que se entregan para salvar vidas en contextos de contingencia.
Una vida de entrega
A las 17:30 horas, Iván Álvarez termina su turno como conductor de ambulancia en el consultorio de la Plaza Santa Rosa, en la comuna de Padre Hurtado. Da unos pocos paso sobre la calle Jaime Saenz y llega a la 5ta Compañía de Bomberos, donde presta servicios hasta las 20:00. De ahí, a su casa. Pero el domingo 20 de octubre, cuando se decretó el toque de queda a las 19:00, la rutina cambió. En la compañía, realizaron turnos desde esa hora hasta las 8:00 de la mañana. “Pero al que le gusta, es fascinante”, dice. Mientras habla, se escuchan llamados de radio por detrás. Álvarez lleva 10 años trabajando en ambulancias municipales así como de eventos. Además, es bombero, aunque a pesar de tener licencia tipo F (para conducir vehículos motorizados policiales, de Bomberos y de las Fuerzas Armadas) aún no se anima a conducir uno de esos carros.
En aquella plaza de la periferia de Santiago, se congrega el ABC (Ambulancias, Bomberos, Carabineros) de la salud en una sola calle. Esto hace que, ante una eventualidad, se trasladen colectivamente. La frecuencia en esa comuna se ha mantenido “relativamente normal”, con un promedio de siete viajes por noche. Por su ubicación, no han tenido que experimentar tanto movimiento como sus pares del SAMU. Sin embargo, las tres ambulancias que funcionan en el sector se han manejado entre manifestaciones, donde la reacción de las personas ha sido de abrirles el paso. Según Álvarez, hacia la noche “ya se complica un poco después de las 22:00, cuando hay más gente que no está manifestando pacíficamente, sino delinquiendo y ese es el problema”.
Las dependencias de este conductor están en paro. Sin embargo, realiza turnos éticos, porque la prioridad de su servicio es la vida: “Nosotros estábamos acostumbrados a irnos a paro cuando hay negociaciones, cuando se pelea un bono; pero ahora es a nivel social, en todo Chile; se está peleando por algo a futuro. Pero el paro nos afecta a todos porque al final no se atiende a la gente y no estás cumpliendo bien tu trabajo, porque se trata de eso: darle una pronta ayuda a las personas, pero por los paros, no la podemos entregar”.
Durante estos días, las cargas de trabajo se han distribuido de forma equilibrada y los móviles no están circunscritos a un sector especial, “sino que entre todos debemos cubrir toda la Región Metropolitana”, dicen desde el SAMU. Esto resulta más necesario cuando, por razones de seguridad y continuidad del servicio, muchos de esto trabajadores deben hacer turnos de 24 horas, como cuando Iván Álvarez, hace unas semanas, sirvió bajo toque de queda.