Días después de que el Gobierno declarase el estado de emergencia, más de cuarenta músicos chilenos unieron sus voces para denunciar la situación a través de un homenaje a Víctor Jara.
En medio de las jornadas de movilización social que los últimos días han agitado el país, el domingo se lanzó por distintas plataformas la versión de “El derecho de vivir en paz” interpretada por más de 40 músicos chilenos.
A través de un manifiesto que acompañó al lanzamiento, los músicos explicitaron que se trata de un esfuerzo conjunto con la Fundación Víctor Jara y Joan Jara, viuda del emblemático cantautor de la Nueva Canción Chilena. “Nos sumamos a esta iniciativa de realizar una versión de “El derecho de vivir en paz” para retratar la actual lucha por la dignidad del país,” declararon los músicos.
La versión acompañada de un videoclip, que acumula casi 300 mil reproducciones en YouTube tan solo tres días después del estreno, es fruto del trabajo colectivo. El equipo incluyó se conformó con diversos artistas que aportaron con sus voces, instrumentos y arreglos, además de un equipo audiovisual y otro de productores e ingenieros musicales. Juntos trabajaron sin descanso durante una semana en pleno toque de queda.
Hicimos malabares para poder trabajar a contratiempo, con la incertidumbre de a qué hora sería el toque de queda para que los músicos pudieran regresar a sus casas. Fue bastante de guerrilla.
Christopher Manhey, productor
Christopher Manhey, productor, director, compositor y músico (ganador de un Grammy por su trabajo con la mexicana Carla Morrison), estuvo a cargo, junto a Pablo Stipicic, de la producción del tema. “El resultado es fruto de un proceso colectivo del que nadie puede apropiarse. El sábado pasado, justo después de la quema de las estaciones de Metro, muchos músicos nos reunimos espontáneamente en el escenario de la pérgola cultural de Plaza Ñuñoa en el contexto de un cacerolazo cultural. Pensé en la necesidad de reflexionar y de accionar, en replicar aquello en un estudio de grabación”, cuenta Manhey a «El Cóndor». Inmediatamente, comenzó a llamar a distintos amigos artistas con los que ya había trabajado, algunos del mundo del trap, con el ánimo de tantear el terreno. La respuesta no fue solamente el sí de todos ellos, sino que la lista inicial de 15 músicos se transformó en 40.
Paralelamente, en el chat “músicxs chilenxs” en la que participan más de cien artistas nacionales, se planteó la necesidad de grabar algo. “La propuesta me llegó a través de Benjamín Walker, quien se encuentra actualmente grabando en Ciudad de México y se preguntaba qué se podía hacer frente a la declaración del estado de emergencia”, comenta el músico Nano Stern, que participa del video con voz, violín y triple. “La versión que hicimos llama a cosas concretas, al fin de la militarización y a construir un nuevo acuerdo social, se apela genuinamente al derecho de vivir en paz”, matiza.

Los cantantes de trap, Gianluca y Princesa Alba Foto: Camila Grandi
La cantautora Elizabeth Morris explica que se dio una discusión interna antes de elegir qué canción grabar: también se sugirió “El baile de los que sobran” de Los Prisioneros, o incluso “Miren como sonríen los presidentes”, de Violeta Parra. Finalmente, la mayoría prefirió grabar esta canción de Víctor Jara. “Pensamos que la letra pertenecía a otra época, aludía a Vietnam y Ho Chi Minh, y qué tal vez podíamos actualizarla a la coyuntura del Chile actual, aún sabiendo lo complejo que es modificar la letra de una canción”, señala Elizabeth Morris, quien también subraya que dichos cambio fueron el resultado de un trabajo colectivo. La idea preliminar sobre lo que diría la nueva letra le fue comunicada a Joan Jara y a la Fundación Víctor Jara, heredera del legado del músico. Rápidamente aceptaron la propuesta y entre jueves y sábado más de cincuenta músicos y profesionales pasaron por el estudio de grabación “La Salitrera” en el Barrio Italia.
“Con Pablo Stipicic trabajamos juntos desde hace años y nos propusimos sacar ésto adelante en tiempo récord. Él comenzó con los arreglos musicales y sobre eso yo pude empezar a trabajar encima las voces. Tuvimos que habilitar dos salas de grabación en el estudio que compartimos: uno para los instrumentos y otro para las voces. Hicimos malabares para poder trabajar a contratiempo, con la incertidumbre de a qué hora sería el toque de queda para que los músicos pudieran regresar a sus casas. Fue bastante de guerrilla.”, comenta Christopher Manhey.
Camila Grandi, directora del videoclip, señala que fue invitada por el arreglista Eduardo Iensen. “Aunque no había tiempo ni presupuesto para hacer una gran producción, quisimos que quedara bacán, y creo que lo logramos”. Cuenta que fue decisiva la buena disposición de todos los que participaron y prestaron equipos. “Es de las cosas más lindas que le han pasado a la música chilena y se logró sin ni un peso.”