Agrupaciones de jóvenes universitarios y voluntarios se organizaron en las esquinas aledañas a la Plaza Baquedano para ayudar a quienes resultaban heridos por las manifestaciones.
En la esquina en la que intersectan las calles Pío Nono con Avenida Santa María, hace tres semanas había una feria artesanal. Hoy, en su lugar no hay artesanos, sino jóvenes universitarios que se han reunido diariamente y durante más de 20 días para ir en ayuda de quienes resultaban heridos en medio de las protestas. En un principio sólo eran alrededor de 10 pero al avanzar los días el número fue en aumento. Así lo menciona a “El Cóndor”, Constanza Arias, estudiante de enfermería y voluntaria de la asociación llamada “Brigada de Enfermeres” que agrupó a jóvenes de distintas universidades. “Primero nos juntábamos en Santa María, pero los mismos vecinos y artesanos del lugar, considerando que estábamos en un sitio riesgoso nos cedieron el espacio”, cuenta.
Ahí, establecieron una zona de ayuda, a pasos de la denominada zona cero, que ha sido foco de las manifestaciones que se llevaron a cabo en Santiago. “Atendimos aproximadamente a unas 70 personas diarias. Nos tocó ver de todo, personas heridas porque les rozó una lacrimógena, o porque les llegó un balín, y sobre todo a los que estaban intoxicados por los mismos gases”, agrega Arias.
Las jornadas han sido intensas, ya que los voluntarios se juntan a partir de las dos de la tarde y terminan cerca de las nueve de la noche. Pero, según cuentan, el agotamiento, más que físico, es psicológico ya que “tuvimos que ver muchas cosas. Por ejemplo, un atropello a dos personas por parte de un civil que se negó a bailar. Literalmente las personas salieron volando”, cuenta Valeria Ordenes, otra voluntaria de la misma brigada.
Cercanos a este lugar, en la esquina de General Bustamante con Francisco Bilbao están los brigadieres de la Cruz Roja. A pesar de que esta institución ya posee incorporados a diversos profesionales, hoy en su mayoría la conforman estudiantes del área de la salud.
Una vez que los voluntarios se han reunido en el lugar, comienza una reunión para organizar la jornada. “Recuerden que nuestros principios fundamentales en esta misión son la neutralidad, humanidad e imparcialidad. Si tenemos que atender a Carabineros o civiles lo haremos de la misma manera”, señala una de sus voceras minutos previos a iniciar la jornada.
Ya listos para entrar en acción, unos 20 voluntarios, que llevan cascos, guantes, banderas y pecheras con el símbolo de la Cruz Roja se dirigen a las manifestaciones en búsqueda de personas lesionadas, mientras un grupo de asistentes aplaude por su llegada. “La gente se ha portado súper bien con nosotros, porque creo que saben que tratamos de ayudar en lo que se pueda y en hacer nuestra labor”, cuenta Catalina Miranda, estudiante de obstetricia y voluntaria.
A medida que las horas pasan, la situación para estos jóvenes se ha tornado más riesgosa. “Cuando escuchábamos disparos, la orden era tirarse al suelo y cubrirse”, agrega Miranda.
La principal tarea de estos jóvenes es entregar contención y prestar primeros auxilios a los heridos. Sin embargo, los casos más difíciles “eran derivados de inmediato con asistencia médica, fueron las personas que habían sido impactadas en sus ojos”, según reveló el presidente de la Cruz Roja, Patricio Acosta en una entrevista a Mega.
Otro grupo de voluntarios se reúne a las afueras del GAM. La acción que realizan en ese punto es similar. Paula Gallardo es una de las voluntarias que llevan en sus percheras cruces azules, y detalla que “la mayoría de las atenciones registradas es por el impacto de balines, y por la toxicidad del gas lacrimógeno”.
La labor animalista
Otra brigada, pero que va en ayuda de los animales, es la llamada Vet SOS. Se trata de alumnos de veterinaria que se organizaron para ir al rescate de animales que estuviesen heridos en las cercanías de Plaza Baquedano. “La idea era adentranos en las protestas e ir en busca de perritos que estén heridos, sin comida o incluso asustados”, señaló Trinidad Alvear a El Mercurio.
Otra voluntaria, Manuela Cárcamo, señaló que la mayoría de los animales rescatados estaban en malas condiciones, principalmente con irritación en los ojos y en el hocico, por el efecto de las sustancias lacrimógenas, las que les dañan las mucosas y el sistema respiratorio”.
Otra misión de la brigada es que se le proporcione seguridad al animal, además de agua y comida ya que muchos se encontraban deshidratados: “Habían muchos perros que se encontraban hambrientos, sedientos y desorientados, con signos claros de haberlo pasado mal”, agrega Cárcamo.
Para Estefanía Quezada, técnico veterinario, señala que “los animales que se vieron enfrentados a alguna de estas manifestaciones, pueden desarrollar síntomas de stress post traumático, similares o incluso peores que un humano”. Los perros son muy sensibles al sonido, al punto de que “estos animales poseen 18 músculos asociados a la función auditiva”. Estos animales tienen el oído muy desarrollado, por lo que Quezada agrega que “imagínate lo que sufren con los fuegos artificiales, como será en una protesta. Lo más probable es que los hayan encontrado escondidos y que sin dudas estaban asustados”.